Hace aproximadamente dos décadas, se dio una serie de dispositivos en la que se establecía que la educación es tarea de todos. Definitivamente, no solo de los profesores en las aulas, sino también de los padres de los familiares en los hogares, de los vecinos y la sociedad en general. Más aún teniendo en cuenta, que la pandemia nos ha exigido aprender a cuidarnos a nosotros mismos y mutuamente.
Afortunadamente, algunos municipios han entendido esto y han dispuesto la supervisión de instituciones educativas a través de la oficina de Defensa Civil.
Como padres estamos muy preocupados de que las escuelas cumplan con los protocolos que exige el sector salud y se entiende también, los otros organismos del Estado.
Ya se ha dispuesto qué las clases presenciales en Huánuco deben iniciarse el lunes 14. Para ellos los centros educativos tienen que trabajar con las comunas, es decir los alcaldes, dar a conocer sus limitaciones, problemas, y en qué medida se les puede ayudar.
También se tiene que apoyar a las oficinas de Defensa Civil para que los inspectores puedan hacer un trabajo adecuado, transparente, y en beneficio de los estudiantes y de la sociedad.
Por lo general, la mayoría de colegios en la zona rurales tienen ciertas deficiencias. Entre ellas, las más importantes están en la carencia de agua y desagüe. Se tiene que tener claro, que en conjunto, tanto directores, docentes, padres de familia y demás autoridades, tienen que buscar solucionar este problema. Ya sea con botellones de agua, por mencionar un ejemplo, pero se tiene que buscar la mejor manera para que los niños pueden realizar sus necesidades fisiológicas y lavarse las manos constantemente, un ambiente adecuado.
Las Apafas tienen que ponerse a trabajar con los profesores y de esa manera brindar seguridad a sus hijos. Si bien es cierto, que las Apafas buscan el apoyo económico unitario de los padres de familia para solucionar problemas de infraestructura, limpieza, etc. Muchas veces estos presupuestos son mal utilizados para beneficio personal. Eso está sucediendo actualmente en ciertas instituciones, que han recibido un presupuesto estatal para reparación de infraestructura. Algunos están amenazando a los padres de no matricular a sus hijos si es que no cumplen con los caprichos de pagar las “cuotas”. Lo cual, dicho sea de paso, es un delito.
Existen algunos directores que se identifican con su institución y sin escatimar esfuerzos se dedican los 7 días de la semana a trabajar en su institución, controlando los profesores, alumnos e incluso a los padres de familia. Pero también se tiene que estar trabajando en la supervisión de las actividades, y para ello es necesario el aporte de los padres de familia.
Los niños están ávidos de volver a las aulas, los directores tienen una gran responsabilidad de cumplir con muchos protocolos y expectativas.