La feligresía huanuqueña de la iglesia católica está sin su líder, al haber sido trasladado, por orden del Santo Padre, el Papa Francisco, a la localidad de Carabayllo, lugar donde continuará su trabajo pastoral.
Sin embargo, cuando hablamos del trabajo pastoral en la región, son muy limitados los recuerdos que tenemos del monseñor Neri Menor Vargas.
Y no lo decimos nosotros, hemos conversado con algunos amigos sacerdotes y laicos, que están obviamente muy cerca a la iglesia, y nos han dado sus apreciaciones del trabajo realizado durante estos años.
En resumen, su labor en las comunidades, zonas rurales y en la misma ciudad de Huánuco, ha sido casi estéril.
Las actividades religiosas disminuyeron considerablemente, ni que decir de las procesiones, o ferias. Desapareció la Asociación de Jóvenes que tenía la iglesia en el jirón Crespo castillo la cuadra 6, donde se reunían los jóvenes para hacer sus actividades pastorales, para convertirlo en galerías y una cochera.
Es curioso ver a un hombre de Dios que también adore al dinero, pues parece que ese era el caso del monseñor, al menos eso demostraba con sus actos.
Nos comentaron que fue llamado a Lima, por el presidente Castillo, por ser también chotano. Al parecer, estarían formando un exclusivo club de chotanos con poder y dinero.
En los últimos años, la iglesia Católica ha perdido muchos feligreses y esto se debe justamente a la falta de conexión real entre los que predican la Palabra y los seguidores de la Palabra.
Un ejemplo bastante claro, es el hablar y promover las enseñanzas de Jesús, pero con nuestras acciones hacemos todo lo contrario. ¿Así habrá sido el monseñor chotano?
Hay, por supuesto, sacerdotes y laicos que si hacen lo que profesan, extraordinarios sacerdotes que cumplen un trabajo inconmensurable y que brotan por sus poros amor y compasión, como el padre Oswaldo Rodríguez, el padre Juan López de Tomayquichua, o el padre Hubert de Churubamba.
Por supuesto que no son los únicos, hay muchos más, realmente somos un departamento muy afortunado en ese aspecto.
Esperemos que el nuevo monseñor apoye y promueva las actividades religiosas desde el punto de vista de unión familiar, la práctica de los valores y la evangelización. También esperamos que agarré mucho cariño a esta tierra, a los cielos, a las comunidades rurales y a los centros poblados, porque no solo el trabajo pastoral en las urbes, llámese Ambo, Panao, Huánuco, Amarilis, los cuales, tienen zonas rurales y también fieles de la iglesia católica.